
El concierto comenzó a las diez menos cuarto de la noche con todas las entradas agotadas. «Gracias por haber venido. Este es un disco hecho para vosotros. Hay que vivirlo y botarlo», dijo el cantante del grupo, José Manuel Díez. Y el público botó. Y bailó. Y cantó. Y disfrutó del directo de El Desván del Duende.
Laura Rubio estaba en primera fila. Tiene 17 años y pertenece al club de fans del grupo. «Intento no perderme ningún concierto de ellos. Los sigo desde hace dos años y medio. Saqué la entrada hace tres semanas», cuenta esta joven morena, de pelo rizado. Dice que la primera vez que los vio en directo fue cuando actuaron de teloneros en el concierto que Coti ofreció en el Auditorio, en otoño de 2005. Y desde entonces no los ha perdido de vista. Tampoco lo ha hecho su amiga Raquel Núñez. «Me gustan porque hacen una música diferente», apunta.
Pepe Claros se desplazó ayer desde Plasencia con varios compañeros de la universidad. Compraron las entradas por Internet. «Los escuchamos una noche en la discoteca y nos empezaron a gustar», cuenta este chico de 18 años.
A la cita tampoco faltó la madre del artista. O, al menos, de uno de los artistas. Ricardi Hernández es la madre de José Manuel Díez y asegura estar contentísima por la acogida que el grupo de su hijo tiene en la región. Ella, por su puesto, es su fan número uno. «No me pierdo casi ninguno de sus conciertos. Soy feliz porque veo que mi hijo está haciendo lo que le gusta». Y tanto. José Manuel y los suyos triunfaron ayer en Cáceres.
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