31 diciembre 2006

31 de diciembre, la noche sin fiesta

Esta noche, la considerada más larga del año, media ciudad se divierte mientras la otra trabaja para que todo transcurra con normalidad
Esta noche la ciudad hierve. Pocos se resisten a ese momento telúrico de saludar al año nuevo siguiendo paso a paso la liturgia establecida (cena- campanadas-uvas-brindis-besos). A las doce en punto, cuentan miembros de la Policía Local de Cáceres, la ciudad parece un decorado fantasma que ellos contemplan a través de sus cámaras. Minutos más tarde, después de las uvas, la noche se pone soleada y rumbosa, aunque cada cual la vive como quiere. De tiros largos o en la placidez de las zapatillas de cuadros. Quemándola hasta dejarla en cenizas o retirándose a tiempo. O en la rutina de un cuadrante que dice (¿oh, casualidad!), que hay que trabajar para que los demás se diviertan. Sanitarios, taxistas, farmacéuticos, bomberos, policías y camareros cuentan cómo se vive un 31 de diciembre sin fiesta.
«UNA NOCHE COMPLICADA»Policía Local
El tráfico de una Nochevieja en Cáceres, asegura el oficial Manuel Puerto, es tan intenso como el de un día laborable a las once de la mañana. Es el mayor problema de una noche que tilda como «complicada». Además, muchas llamadas con quejas por ruidos, algunas peleas y otros incidentes relacionados con el consumo excesivo de alcohol. No se refuerzan los equipos. Trabajan doce personas siguiendo la misma dinámica que habitualmente con un turno que comienza a las 23,00 horas y finaliza a las 7 de la mañana. Se sale, se patrulla, se contesta al teléfono, se atienden llamadas ciudadanas. Eso sí, señala Puerto, se actúa con un sentido mucho más relajado de la autoridad. La noche lo pide.Más allá de este lado logístico cada cual vive con más o menos preocupación el hecho de pasar las últimas horas del año separado de los suyos. «Nos perdemos ese momento mágico de la cena y las uvas con los familiares», asegura Puerto. A cambio, y la opción aligera el drama, las uvas se comen con los compañeros. Con camaradería y buen ambiente.
«SE VENDEN MUCHOS PRESERVATIVOS»Teresa Calderón. Farmacéutica
«Esa noche todo el mundo cree que va a ligar. Se venden muchos preservativos». Teresa Calderón lleva cuatro años trabajando en la farmacia 24 horas de Moctezuma y ya le ha tocado pasar por el trance de atravesar sola y trabajando el cambio de año. Éste le toca a su compañero Antonio, aunque ella le relevará a eso de las nueve de la mañana, que es casi peor que trabajar nocturnamente, porque la fiesta queda reducida a nada.Además de preservativos, el artículo estrella en una noche apasionante, lo que más se atienden son urgencias, artículos prescritos para dolores concretos. Y a cualquier hora. Teresa se llevó sus doce uvas hace unos años y no se había tomado la primera cuando ya había alguien llamando a la puerta. La clave para aguantar el tirón es autoconvencerse de que es una noche más para que no termine convirtiéndose en angustiosa.
«MERECE LA PENA TRABAJAR»Taxistas
Hacia las doce y media de la noche la centralita de Radio Taxi es todo un hervidero. Empieza el movimiento de gente que se desplaza a cotillones o a casas de amigos. La demanda es tal que esa noche la trabajan aproximadamente el 70% del total de los taxis de la ciudad. «Merece la pena trabajar», aseguran algunos de los taxistas de la parada de la Cruz de los Caídos. Vicente Mendoza se estrena este año y el resto de compañeros le tranquiliza. «En general la gente se porta bien», aseguran. Aunque claro, y eso parece ir implícito en el carácter de la noche, siempre hay que bregar con algún que otro usuario «mareado». Los flujos horarios se los conocen bien. De 12,30 a 3 de la mañana se concentra gran parte del trabajo, hay un bajón de 3 a 6 y desde esa hora la gente se repliega. Y ellos, volante va, volante viene.
«UNA NOCHE DISTINTA»Bomberos del SEPEI
Una noche más. Pero distinta. Así la describen tres de los nueve bomberos del Sepei que trabajarán este 31 de diciembre en Cáceres. Si te toca, te toca. A José Luis Esteban, José María Sánchez y José Blázquez les ha tocado. El turno de los bomberos abarca de nueve de la mañana a nueve de la noche. 24 horas alerta. Preparan sus uvas para comerlas en comunidad, pero ya les ha pasado alguna vez de tenérselas que comer en marcha, acudiendo a un incendio. Es una noche en la que no faltan accidentes, emergencias. Y en la que se extraña la compañía de los más queridos para recibir al año. «Pero hay que respetar los turnos», aseguran estos bomberos.
«GANAMOS EL TRIPLE QUE CUALQUIER NOCHE»Daniel y Pablo. Camareros
«Si no tuviera que trabajar no saldría», asegura Daniel Díaz, uno de los camareros de la Sala Cameron y que esta noche servirá copas hasta el amanecer. Pero trabaja y gana el triple que cualquier noche corriente. Y además se divierte, «porque el ambiente es diferente al habitual, la gente está animada y al final, aunque estás trabajando, te lo pasas bien», asegura. El argentino Pablo Werning es de la misma opinión. Lleva más de quince años trabajándose la noche y asegura que, aunque se trabaja más, merece la pena. Si no trabajara, tampoco saldría. Empiezan a trabajar a las 12,30 de la noche, así que pueden ir cenados y con las uvas tomadas a trabajar. «EN NOCHEVIEJA NO ME IMPORTA TRABAJAR»Supervisor de enfermería
Juan Santiago Olivenza es supervisor de enfermería en el hospital San Pedro de Alcántara. Cubre un turno que abarca desde las 10 de la noche hasta las 8 de la mañana, 10 horas que pueden llegar a ser 17 en caso de guardia. Califica la Nochevieja en un hospital como «mas tranquila», aunque las urgencias se incrementan. En 32 años de práctica profesional asegura que está más que acostumbrado a pasar por estas noches emblemáticas, aunque si tiene que elegir prefiere estar la Nochevieja en activo y la Nochebuena en familia. La opción B para sentir que el día es especial es reunirse con el equipo para tomar las uvas. Siempre y cuando se pueda y no haya una emergencia que cubrir o un paciente al que atender. La salud no sabe de fechas.

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